Hay una frase que es muy común entre quienes practican Ashtanga y tienen un momento o situación en la que sienten que no avanzan "físicamente" en las posturas o si hay una molestia o lesión que impide hacer toda la práctica como habitualmente la hacemos y es que llegamos a cuestionarnos y pensar: será que yo no debo hacer este tipo de yoga? Será que no es para mí???
Siii confieso que a mí me ha pasado muchas veces.
Cuando comencé a practicar Ashtanga no entendía por qué la profe me decía que tenía que aprender la secuencia, me costó mucho hasta que un día agarré la chuleta y la repasé antes de entrar a clase. Esa clase fue diferente al resto, me sentí más autónoma. No tenía que ver o copiarme de alguien a mi lado, y no tenía que esperar a que la profe me dijera que postura tocaba.
Otro momento clave que ha representado un obstáculo en mi mente respecto a la práctica, ha sido cuando una postura no me sale. Veo a mis compis de práctica "parados sobre las pestañas" y yo por más que lo intento nada que me sale.
Muchas veces he salido triste de una práctica solo por no conseguir una postura.
Y como en Ashtanga el método no te permite seguir si ciertas posturas no te salen, eso me hacía preguntarme si quería seguir toda la vida en esa asana jajajajaj o retirarme y hacer otro yoga jajajajaja
Y uno de los momentos en los que ha sido más fuerte mi cuestionamiento es cuando me he lesionado. Al hacer cosas con el cuerpo, sea la disciplina que sea siempre está la posibilidad de lastimarse. Cualquier deportista o practicante de algo regular con su cuerpo así lo puede constatar.
Solo que cuando uno se lesiona fuerte cree que es el final de todo jajajaja que recuperar la práctica es demasiado cuesta arriba. Que el dolor o molestia que sentimos es tan grande que no sabemos si volveremos a hacer lo mismo que antes hacíamos tan tranquilos.
El año pasado tuve varias lesiones, los motivos pueden ser varios, pero la verdad es que mientras más voy recuperando mi práctica y mi cuerpo vuelve a estar estable y fuerte, mejor me siento y más recuerdo mis pensamientos.
Hay una noble verdad (como le llaman en el budismo), y es que nada es para siempre, todo cambiará, hacia otro punto diferente, pero cambiará. De la actitud y energía que le pongamos dependerá el rumbo y lo que sintamos durante el cambio. Entender que nada es permanente es fundamental.
Al final el mensaje que la práctica diaria nos regala es que lo que determina que hagamos o no yoga, no es la secuencia en sí, sino la rigidez que adoptamos cuando no podemos hacer lo de siempre.
El tema es que esa rigidez y control también la adoptamos fuera del mat, cuando las cosas no salen como queremos.
Darle libertad al cuerpo de estar cansado, adolorido o sin fuerza es un acto de amor hacia mí misma.
Modificar mi práctica de yoga si es necesario o aceptar genuinamente todo lo que no puedo cambiar también es amor y libertad.
Disfruta tu práctica diaria, llénala de frescura como si fuera siempre el primer día y sobre todo escucha a tu cuerpo.
A fin de cuentas, hacemos yoga para regalarnos calma y paz interior… todo lo demás que surge a nivel físico es un plus.
Algo que no hay que dejar de hacer cuando sentimos dolores o tensiones en el cuerpo, es mimarnos. Debemos en primea instancia ir al fisio, médico o traumatólogo para entender la raíz del dolor si es muy fuerte y me impide ciertos movimientos durante mi vida diaria y la práctica. Pensar que con solo hacer yoga todo pasará creo que para muchos casos no es recomendable pues puede agravarse la molestia y convertirse en lesión. Si llegamos a este punto seguramente nos indicarán reposo y tratamientos que lejos de animarnos a seguir practicando pueden hacernos perder la motivación.
Si sentimos que es una molestia leve o quizá son agujetas, viene genial regalarnos un masaje, una sesión de fisio, calor en la zona (funcionan muy bien las mantas eléctricas o cojines de semillas) o cremitas que alivien los síntomas de los que sentimos.
Algo que es maravilloso, me funciona muy bien y hago a diario antes de mi práctica es usar el foam roller y la pelota de lacrosse para soltar, masajear y calmar tensiones o molestias en zonas determinadas del cuerpo. Son muy baratos y fáciles de usar. A nivel físico funcionan enviando una señal al sistema nervioso que indica que todo está bien en esa zona, generando que la señal cuando yo haga yoga sea de relajación y no de tensión.
Es muy importante modificar las posturas que nos generan dolor o molestias, siempre debemos preguntar a nuestra profe alguna adaptación.
Y por supuesto no podemos olvidarnos de descansar. El cuerpo necesita descanso reparador, reconfortante. Si no dormimos las horas mínimas que necesita el cuerpo para recuperarse, muy difícilmente podremos estar bien, con energía y sin molestias.
Mimar el cuerpo, no es más que cuidarlo, darle amor, darle todo lo que necesite para que esté sano y fuerte por mucho tiempo. Nuestro cuerpo es nuestro templo, y es un acto de amor hacia nosotros mismos, escucharle, prestarle atención y darle todo lo que necesite para estar bien y en balance. Y hacer esto con nuestro cuerpo implica también que estamos fuertes y sanos mentalmente.
Has tenido dudas con tu práctica alguna vez??? Mimas y cuidas tu cuerpo? Cuéntame tu experiencia! ∞